Diálogo nocturno con tintes anacrónicos

"Nighthawks", Edward Hopper, 1942

«Nighthawks», pintado por Edward Hopper en 1942

-¿Vienes mucho por aquí?- le preguntó él con fingido aplomo.

-¡Por Dios!- exclamó ella con una risa que pretendía ser cantarina y le salió algo ronca. ¿Cuántas veces se había propuesto dejar de fumar?

-¿He dicho algo gracioso?

-¿De dónde sales, cielo? Ya nadie pregunta cosas así. Se nota que hace tiempo que no intentas ligar. ¿Cuál iba a ser tu siguiente pregunta, si estudio o trabajo? Te contestaré a las dos: vengo mucho por aquí porque trabajo aquí.

-Disculpa, no pretendía ofenderte- farfulló él, su supuesto aplomo derritiéndose como mantequilla en una sartén caliente.

-Tranquilo, no es eso. Es que simplemente me ha hecho gracia. La otra noche un tipo cogió un cubito de hielo de la cubitera, lo dejó caer frente a mí y lo destrozó con el tacón de su bota. Luego puso cara de Bogart y me dijo: «ahora que hemos roto el hielo podrías decirme cómo te llamas, nena». Y no hubiera estado mal, si no hubiese visto ya el mismo numerito varias veces. Creo que circula por ahí en un manual de seducción para memos.

-Bueno, yo…

-Llámame Airune.

-Pero ése es tu alias en el sitio web en el que nos hemos conocido.

 -Cierto, pero para una primera cita ya está bien. ¿Debería llamarte yo a ti «príncipe_de_la_noche»?

-Hay tanta gente metida en estas páginas de contactos que encontrar un alias decente es prácticamente imposible. Puedes llamarme Andrés.

-Y bien, Andrés, estuviste algo parco en los dos o tres chats que mantuvimos. ¿Eres siempre tan lacónico? ¿Es ésta tu primera cibercita? ¿Vas a contestar sólo en presencia de tu abogado?

Andrés sonrió con timidez, como si el exceso de público allí presente le intimidara, un detalle que no escapó a la fina capacidad de observación de Airune.

-No te preocupes, cielo. Ese cliente se irá dentro de diez minutos, o su mujer vendrá a buscarlo con la maza y el mortero de mármol de su cocina. Conozco bien a mis parroquianos. Y en cuanto al barman….  ¡Bertie, ya puedes irte a casa. Esta noche cerraré yo!

Andrés pareció relajarse. Estaba realmente pálido. Pero esperó a que el  último cliente apurara su copa y pagara, y a que Bertie se despidiera de Airune hasta el día siguiente para continuar con la charla.

-Lo siento, soy algo tímido, ya te habrás dado cuenta.

¡¡¡Noooo!!! Y, chico, deberías tomar más el sol y comer zanahorias de vez en cuando. Eres guapo, pero pareces un cadáver. ¿Eres fotofóbico o algo por el estilo?

-Bueno, ya te conté en el chat que padezco alguna fobia. Y no soy fotofóbico. Tengo miedo a contraer un cáncer de piel, o peor aún, un melanoma maligno.

-Vaya, maligno, con ese adjetivo de acompañante no puede ser nada bueno. ¿Alguna otra fobia de la que deberías informar a una damisela?

-Verás… esto no es fácil para mí. Ya te dije que llevo varios años sin mantener relaciones… sexuales. Hace mucho tiempo que tengo una especie de fobia a contraer el SIDA.

-¿Y para qué crees que sirven los preservativos?

-Pero ya en la caja advierten que no son infalibles al cien por cien contra las enfermedades de transmisión sexual.

-Esto es la vida, chico, no existen garantías.

-Lo sé, aunque tú me confesaste que te habías hecho la prueba del VIH seis meses atrás.

-Cierto. ¿Y es por eso que estás aquí? 

-¡Claro que no! Cómo sois las mujeres…

Y al decir esto, Andrés no pudo evitar soltar una carcajada. Fue entonces cuando Airune reparó en los colmillos.

Para Nuria


Jorge Romera

abril de 2012

11 comentarios en “Diálogo nocturno con tintes anacrónicos

  1. Yo hace tanto tiempo que no salgo de noche que ni anacrónico me ha parecido. El final no está cerrado. Viendo la desenvoltura de Airune y lo cortado que es el vampiro Andrés, me parece que el pobre se tendrá que conformar con comer morcilla de la mano de Airune mientras ésta le pone al día de los últimos juguetes eróticos.

  2. Le he cambiado el turno a Bertie, no sé por qué pero últimamente la luz del sol me hace sentir inquieta. Esta mañana al mirarme en el espejo he notado mis dientes más afilados y mi piel más pálida, cada día que pasa me parezco más a Andrés, ese extraño personaje que conocí hace unos días. Ya me dice mi madre que por el «internete» ese no voy a conocer más que hombres raros y esta vez le doy la razón, menudo personaje, pero no sé qué tiene que no puedo dejar de verlo. Esta noche hablaré con él……………..

  3. Algo en el título de este relato me ha llamado la atención, jajaja!
    Es algo surrealista, pero me temo que todo parecido con la realidad no es fruto de la casualidad.
    Qué anacrónico todo!

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